Después de las lluvias de ayer, hoy el cielo empezaba a clarear indicando que éste sí sería nuestro primer día como profes en la Escuela “Antonio Paredes”. Con todas las mochilas preparadas para las clases y las ganas acumuladas de ayer, nos dirigimos a la escuelita.
En cuanto llegamos a la entrada, encontramos que muchos niños estaban ya esperando para comenzar el día con nosotros: Chabelita pasa lista, los niños se van colocando en fila delante de sus profesores, suena el himno, con la ayuda de 4 alumnas empieza a izarse la bandera y cada grupo a su aula…¡Comienzan las clases!
Tras rezar una oración y dar gracias por la suerte que tenemos de encontrarnos todos aquí, damos el desayuno a los niños: un paquete de galletas y un zumo. Mientras se lo comen nos vamos conociendo.
Para poder ayudar al máximo a nuestros alumnos necesitábamos conocer su nivel de partida y éste ha sido nuestro reto principal de la mañana. Hemos encontrado de todo, pero, si bien el nivel es mucho más bajo que en España, las ganas que muestran por aprender y por acudir a la escuela son enormes.
Y después de un poco de lengua y matemáticas, tocaban talleres. ¡Cuánto nos hemos divertido!
Por la tarde, hemos ido al Batey “La Plaza” y después de que todos los niños merendasen, tío Julio les han ido nombrando para que conocieran con qué profesor iban a estar. Nos ha sorprendido mucho que además de los chicos que se encontraban en la lista, también había muchos que, a pesar de no estar, intentaban entrar en las clases.
Después, niños, niñas, madres, bebés y voluntarios hemos disfrutado jugando y conociéndonos más.
La vuelta ha sido por un camino totalmente distinto, en el que hemos pasado por diferentes Bateyes: La Use, La Alegría y Montecoca, conociendo otra realidad más que marcará, sin duda, nuestras vidas.















