sábado, 7 de julio de 2018

LLEGAMOS A CONSUELO

Nuestro vuelo sale a las 12.00 del dia 7, pero nuestro viaje comienza la tarde anterior. El equipo se reúne en Madrid para organizar todo el material que tan generosamente tantas personas y organizaciones nos han donado para nuestro proyecto.




Después de unas cuantas horas de organizar y “jugar al Tetris” y pesar maletas, conseguimos guardar todos los medicamentos, material escolar, ropa, juegos… en las 16 maletas que llevamos, en total, 368 Kg de material, y sin contar la ilusión y las ganas de todas nosotros. Ya sólo queda descansar y esperar a que amanezca para ir al aeropuerto.





Hoy amanece el día que tanto estábamos esperando, recogemos todo rápidamente, y ponemos rumbo al aeropuerto, donde nos juntamos todos los voluntarios.




Maletas preparadas y listos para facturar y pasar todos los controles, no sin hacer muchas cosas, alguna carrera, y un pequeño sobresalto por el posible overbooking.



Ocho horas y media de vuelo después, aterrizamos en nuestro destino, Santo Domingo, donde recibimos nuestra primera sorpresa, ya que nos están esperando Madre Ángeles, Madre Dayana, Madre Penélope, Gamal y Madre Mónica con el equipo de voluntarios americanos que va a desarrollar su proyecto en Haití.




Aquí es donde notamos por primera vez el clima de este país, 32 grados y mucha humedad, al menos, corre una ligera brisa que algo nos alivia. Ponemos rumbo a Consuelo, sin quitar ojo de cada detalle que vemos desde el interior de la furgoneta, y empezamos a ser conscientes de los contrastes de este país.




Y finalmente llegamos a la Comunidad Concepcionista de Consuelo, la que será nuestro hogar durante el próximo mes. Comenzamos a familiarizarnos con nuestra nueva casa, nuestra nueva familia y algunas de las personas y alumnos con los que vamos a compartir cada día.



Es sorprendente como cada personas que nos encontramos y conocemos, nos recibe y acoge, no nos conocen y, sin embargo, parece que hemos compartido muchas horas, un sentimiento sincero que se aprecia en los ojos de cada mirada que cruzamos.



El día llega a su fin, no sin antes probar un exquisito mango en la cena, ni desempaquetar parte de las maletas para ir organizandonos para mañana. Ha sido un día largo (30 horas) y cargado de emociones, pero es hora de irse a descansar.