sábado, 14 de julio de 2018

EXPLORANDO OTROS PAISAJES

Este fin de semana aprovechamos que no tenemos clase en la escuela para ir a visitar la Comunidad que hay en el pueblo de Sabana de la Mar. Llegamos en el autobús de línea tras dos horas de viaje disfrutando de un magnífico paisaje con mucha vegetación.


Debido a las obras de mejora que se están realizando en la casa de la Comunidad tuvimos que pernoctar en otro alojamiento que fue de lo más variopinto. Esta situación nos ha hecho valorar más aún, si cabe, la buena casa en la que estamos alojados en Consuelo: cómoda, agradable y muy limpia, la verdad es que nos sentimos como en casa.

No debemos olvidar la amabilidad, cariño y dedicación que desde que llegamos hemos tenido de Madre Ángeles y de Madre Dolores, ambas siempre sonrientes y pendientes en todo momento de ayudarnos en todo lo que necesitamos en nuestro día. Nos encantan sus comidas, que son deliciosas y muy variadas, elaboradas mayormente con productos autóctonos como la yuca, la batata y la tayota.
También comparten con nosotros su extensa y gran experiencia como maestras que han sido durante años de alumnos de esta y otras escuelas del mundo.

Retomando nuestra crónica de este día, por la mañana fuimos dando un paseo hasta casa de doña Juanita, colaboradora del movimiento laico Concepcionista en Sabana de la Mar, ella nos ha degustado con jugos de mango, piña, tamarindo, piña pera, chinola… etc.


Posteriormente Madre Minerva nos llevó hasta Caño Hondo, donde cogimos una lancha para visitar el Parque Nacional de los Haitises. Allí hemos disfrutado de los manglares, plantas autóctona del país, visitamos la cueva de la Línea donde hay pictografías y petroglifos de varios años de antigüedad, estalagmitas y estalactitas que en algunas ocasiones llegan a unirse formando un beso Kárstico. ¡¡Vamos, una maravilla de la creación!!




En una de las paradas degustamos otra fruta típica del país, el coco recién recolectado de las palmeras.


Ya ven, en Caño Hondo hemos comido productos típicos de la zona y al caer la tarde regresamos a casa de doña Juanita a cenar pescados de la bahía.


Nos vamos a la cama muy contentos del día tan estupendo que hemos pasado, saboreando y disfrutando de la riqueza de este país tan acogedor.