jueves, 19 de julio de 2018

EN UN PAÍS DE CONTRASTES


Amanece un nuevo día en el municipio de Consuelo, un día que nos deparará una visión totalmente distinta y en contraposición con lo que hemos visto hasta ahora y con la imagen que la mayoría de personas tiene de este hermoso país.

Como no podía ser de otra forma, lo primero que hacemos es ir a la capilla  para ofrecer al Señor este nuevo día y, en esta ocasión, centrar la oración en la humildad de corazón.

Durante las clases de la mañana, algunos grados han estado aprendiendo las figuras geométricas de una forma muy dinámica, haciendo las figuras con su propio cuerpo en el suelo. Estos niños que asisten a las clases de verano son los que durante el curso han tenido algún tipo de dificultad, necesitamos apoyo o, simplemente, van más retrasados que el resto. A eso hay que sumarle el componente cultural del país, lo que hace realmente difícil conseguir que permanezcan más de 10 minutos seguidos sentados atendiendo al profesor.
Esto nos lleva a tener que preparar clases muy prácticas y participativas, con mucho dinamismo, para que estén durante toda la clase atentos, porque las ganas de aprender no les faltan.





El tiempo de juegos en la pista nos ha dejado otra estampa a la que no estamos acostumbrados. Con toda la pista llena de agua después de un buen chaparrón, los niños se han descalzado (para que cuidar los zapatos y las “medias”) y se han puesto a jugar descalzos. Ya nos habíamos acostumbrado a que se descalzaran para jugar y correr, independientemente del terreno, ¡pero esto nos ha pillado desprevenidos!




A lo largo de la mañana, hemos tenido la visita en la escuela de Peter Sabier de 3° de Básica  y Draivi, alumno universitario de Economía y Contabilidad, al que le falta para ser licenciado terminar su TFG (aquí llamado monográfico).


Ambos, son becados por dos familias españolas que con su aportación a la Fundación "Siempre Adelante" están facilitando la formación académica y personal de estas dos alumnos.

Como caso un tanto excepcional, el alumno Peter Sabier está siendo becado por una familia de Miguelturra, del mismo pueblo de Isabel, una de las voluntarias del proyecto. Esto ha permitido que ella le pueda conocer directamente, hablar con él y con la abuela y hacerle entrega de un detalle de parte de la familia que lo tiene becado. Ha sido maravilloso ver la cara de la abuela y del niño ante la sorpresa que la familia española le había preparado con gusto y mucho cariño.


Son en estos momentos cuando te queda la tranquilidad y seguridad que todo lo que la Fundación recoge de la generosidad de muchas familias y personas anónimas llega a buen puerto, al mejor puerto, niños y jóvenes que van preparándose para ser adultos y profesionales  competentes. Personas de bien, que allá donde caigan serán un regalo para los que con ellos convivan.

Desde aquí, dar las gracias a todas las personas que confían en  la labor que las madres concepcionistas hacen en estos lugares de misión.

Por la tarde no hemos podido asistir al Batey, puesto que nos disponemos a emprender el viaje que nos llevará hasta Haití. Hoy haremos parada en la Comunidad Concepcionista de Herrera, en Santo Domingo, para mañana finalizar las 6 horas de trayecto que nos separan de nuestro destino.



Hemos vuelto a viajar en la guagua de línea, en esta ocasión, más cómoda que la de la semana anterior. Y una vez en Santo Domingo, Madre Dayanna nos estaba esperando para llevarnos a cenar y a descansar a la Comunidad.

El momento de la cena ha sido todo un choque. Por un momento nos hemos olvidado de la realidad que nos rodea allí donde miramos. Hemos estado en un centro comercial al más estilo europeo, lleno de tiendas de marcas muy conocidas por todos nosotros.



Una vez hemos repuesto energías, volvemos a la realidad, a la dura realidad que nos rodea y que nos sobrecoge. Es difícil para nosotros asimilar que nos encontramos en la capital del país y a nuestro alrededor sólo vemos desorden, suciedad, pobreza, “caos”… pero a muchas personas humildes de corazón que son felices con lo que tienen y, además, no dudan en ofrecertelo. En el lado opuesto, un centro comercial claramente para turistas y gente acomodada de la ciudad. Todo contrastes.