lunes, 9 de julio de 2018

EL MEJOR REGALO



El gallo nos despierta con su canto vespertino, con mas premura de lo habitual en este emocionante primer día de clases.
A las seis de la mañana nos dirigimos a misa con las “sisters”, a la misma iglesia del seminario que conocimos ayer; pedimos a María Inmaculada fuerza y energía para afrontar este gran día, la cual nos espera en cuanto llegamos al colegio en forma de desayuno energizante, compuesto por huevos fritos, salchichas, arroz y deliciosas frutas. Así empezamos el día con la alegría que esta ciudad bien llamada de las sonrisas se merece.


Y, por fin, llega el momento de bajar a conocer a los niños del colegio, llenas de nervios y muchísima ilusión. Verles a todos ellos esperando en fila, en silencio y de forma ordenada ha sido muy impactante para nosotras, acostumbradas a la energía desbordante que podían haber transmitido los niños en España.
Bajamos las escaleras sintiendo los ojos de los niños observándonos fijamente, se centran en nuestras caras, tan diferentes a las suyas, les sorprende nuestro color de piel y nuestra “gran nariz”, cuando llegamos al comedor (lugar elegido para nuestra bienvenida en vez de utilizar el patio debido a la enorme cantidad de agua que caía), nos encontramos con todos los niños sentados ordenadamente y casi en total silencio.
Lo primero, como todos los lunes, es rezar y, seguidamente, cantar el himno nacional. A continuación, cantan el himno del colegio, ¡en español! Y sorprendentemente todos los niños se lo saben, incluso los mas pequeños, lo cantan con orgullo y emoción y con coreografía incluida.

Seguidamente el profesor Reyan nos presenta micrófono en mano, haciendo que nuestra emoción aumente por momentos. Lo hace una por una y los mas pequeños nos hacen entrega de una preciosa medalla de bienvenida. Coincide que justo ayer hablábamos sobre la emoción que los regalos producen y éste, sin lugar a dudas, es uno de los mejores regalos que jamás hemos recibido.



Por último, toca que nos presenten al equipo de profesores que forma el colegio, todos ellos muy jóvenes y admirados por sus alumnos. Tendríais que haber escuchado los aplausos llenos de cariño que regalaban a todos sus maestros. Este gesto para nosotras, todas maestras, hace que cada vez nos sintamos mas orgullosas de la maravillosa profesión que hemos elegido.
Nada más terminar, subimos a las clases. El horario aquí es bastante diferente al que tenemos en España. En kindergarden (infantil) comparten aula en diferentes horarios los alumnos de 4 y 5 años: de 8h a 11h van los alumnos de 5 con Miss Mayra y, después de la comida, los mas pequeños, de 12h a 15h con Sir Niño. La primaria tiene los mismos cursos que en España, pero el horario también varía, las clases empiezan a las 8h y terminan a las 16h, con 2 recreos y un descanso de una hora para comer. Y en el high school (secundaria), como en primaria.


A todas nos sorprende lo educados y aplicados que son los alumnos en las aulas, siempre saludan con una reverencia y dando los buenos días a cada profesor que entra. Al salir siempre dan las gracias al maestro y le despiden hasta la siguiente clase. También los alumnos se encargan de limpiar el aula y de que se rece al empezar cada clase.


Ruth se encarga de acompañar las clases de kindrgarden, Enci del primer al tercer grado de primaría, María del cuarto al sexto grado de primaria y Ana Rosa de secundaria. Cada día acompañaremos a un curso y les enseñaremos español. Hoy hemos tomado contacto con nuestros alumnos de estas tres semanas y hemos podido observar que tienen gran facilidad en aprender idiomas y una enorme ilusión por que seamos nosotras las que les vamos a enseñar.

Al finalizar las clases tenemos la gran suerte de ser invitadas por los profesores al cumpleaños de una de las docentes: Miss Teozen. Cantamos el cumpleaños feliz y compartimos un delicioso menú de ham rolls, philipino spaghetti y tarta de chocolate. Así tenemos la oportunidad de compartir un grato momento con los profesores y hablarles sobre la ONG y todas las grandes acciones que la Fundación lleva a cabo alrededor del mundo y que seguro que seguirá creando en Filipinas.


Después de un día tan ajetreado necesitamos dar un paseo por el barangay (barrio) del colegio para poder seguir observando la parte oculta de esos uniformes blancos inmaculados que los alumnos traen al colegio en contraste con la pobreza de los alrededores. En el camino, nos paramos en una iglesia en la que sorprende ver al Cristo en el altar con nidos en él.



Este día agotador termina con un diluvio tal que no sabemos bien si sacar el paraguas o ir guardando una pareja de cada especie en un arca, y así nos vamos con la duda a la cama y a guardar a buen recaudo el mejor regalo que podíamos haber tenido hoy:


No hay comentarios:

Publicar un comentario