lunes, 30 de julio de 2018

EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA


Como cada lunes, nos levantamos deseosos de reencontrarnos con nuestros estudiantes en la Escuela Antonio Paredes Mena de Consuelo, pero lo primero, como cada día, es la oración de la mañana. Esta semana es el turno de Gloriana y Madre Ana Isabel. Hoy hemos escuchado para la reflexión el evangelio del día, en donde se exponen las parábolas del grano de mostaza y la levadura.

A continuación, un buen desayuno en el que no faltan el aguacate y el mango, y todo preparado para el ansioso reencuentro.

A la llegada a la escuela, como no podía ser de otra forma, ya hay estudiantes esperando nuestra llegada. Mientras que llega el resto de alumnado y el momento de izar la bandera y cantar el himno nacional, se suceden los abrazos y todo tipo de gestos de cariño con nuestros alumnos. Quizás hoy más que el resto de días, tal vez, conscientes ya, de que será nuestra última semana con estas pequeñas personas que se han colado en cada uno de nuestros corazones.


Durante la mañana, destacar la nueva rotación en los talleres: primeros auxilios y curas básicas en higiene, máscaras de goma eva en manualidades y nuevo baile y pintar caras para la canción en el taller de música.








Además, en el receso (nuestro recreo), siguen disfrutando de unos de sus juegos preferidos, brincar, o lo que es lo mismo, la comba. Hace tan sólo unas semanas solo eran capaces de colocarse en mitad y dar un par de saltos; hoy ya entran y salen sin necesidad de parar.


Por la tarde, en el Batey La Plaza, se repiten las muestras de cariño, mucho más acusadas si cabe. El Batey y sus gentes tienen algo especial que nos cautivó desde el primer día, puede que el entorno, la sencillez de las personas, las ganas de aprender, el entusiasmo en todo lo que hacen o puede que, simplemente, el cariño con el que nos acogieron desde el primer día, mientras esperaban bajo el duro sol la llegada de sus nuevos profes de verano.


Para concluir el día, hemos hecho una parada para visitar a Sujey en el Zaglul, para cerrar los últimos flecos que quedaban pendientes del material que hay que entregar a los chicos becados de la Fundación Siempre Adelante. Aquí nos hemos despedido de Manuel, el encargado de seguridad del parqueo.


Destacar que la cena ha sido cortesía del Tío Julio, quien nos ha cocinado un plato típico de República Dominicana que aún no habíamos probado, el mangú de plátano, acompañado de un guiso de bacalao. ¡Muy rico!

Hoy comienza nuestra última semana de clases, y nos queda mucho trabajo por delante, pero ya se comienza a barruntar el final de esta experiencia, aquella que comenzó como una pequeña ilusión hace mucho tiempo y que, poco a poco, fue cogiendo forma y creciendo, hasta convertirse en el día a día que este mes estamos viviendo en Consuelo, como crece el grano de mostaza. Y durante nuestra estancia aquí, aunque somos conscientes de que nuestro paso va a ser efímero a corto plazo, esperamos que con el transcurso del tiempo, fermente en un futuro y dé su fruto en estos chicos que se merecen la oportunidad de un mañana mejor.