Después de un fin de semana fuera de la Comunidad y sin nuestros estudiantes, teníamos muchas ganas de que llegara el lunes por la mañana para volver a encontrarnos con ellos. Es increíble todo el amor que estos pequeños son capaces de darnos, tanto que, en ocasiones, no nos sentimos capaces de aportarles tanto como ellos a nosotros.
Una vez realizada la oración de la mañana, en la que nos hemos encomendado especialmente a la Virgen del Carmen, hemos desayunado y puesto rumbo a la escuela Antonio Paredes Mena. Como habitualmente, ahí estaban ya esperándonos gran parte de nuestros alumnos. Abrazos, besos y cariño a raudales. Incluso algún alumno nos ha traído ¡una bolsa de mangos como obsequio! Aquí el mango es una fruta muy común y el árbol del mango se encuentra en casi todas las casas y algunos espacios públicos.
Hoy en la escuela hemos comenzado una nueva semana de talleres, entre los que hay que destacar el taller de higiene que, aunque a nosotros nos parezca muy básico, aquí es imprescindible darles esta formación.
Por la tarde, a pesar de las lluvias, teníamos muchas ganas de ir al Batey, con esos alumnos tan especiales para nosotros y con tantas necesidades. Después de algún amago de tormenta, hemos llegado a la escuela y, como esperábamos, había niños esperándonos. Y se nos ha caído el alma a los pies. El terreno estaba todo lleno de agua y embarrado, y los niños con sus cuadernos debajo de su camiseta para que no se mojaran. Sin abrigos y, algunos, sin zapatos.
Una vez allí, y con los niños esperando a que nos abrieran la escuela, ha empezado a llover, una lluvia torrencial que nos ha empapado en segundos. Rápidamente hemos recogido todo y a los niños que allí estaban y los que estaban llegando, los hemos subido a la camioneta y, como hemos podido, nos hemos tapado con nuestros chubasqueros, aunque de poco ha servido.
Al final, hemos llevado a los chicos a su casa y en un “techado” que hemos encontrado les hemos dado la merienda, aunque no pudiéramos darles clases, al menos han merendado y les hemos curado algunas heridas. Decir que tanto el desayuno en Consuelo como la merienda en el Batey, se ha comprado con las donaciones que muchos de vosotros habéis realizado. ¡Muchas gracias!
Finalmente hemos llegado a nuestro hogar, hemos limpiado la furgoneta llena de barro, nos hemos quitado la ropa empapada, y el resto de la jornada la hemos empleado en actividades de grupo y preparando clases y actividades para los chicos.
Un día muy completo, en el que hemos disfrutado con nuestros niños, a la vez que hemos sido un poco más conscientes de la realidad en la que viven, una realidad en la que lloviendo y con el terreno embarrado y encharcado, los niños van caminando, sin zapatos ni nada que les proteja de la lluvia, a la escuela con una sonrisa sus caras. Ellos son plenamente conscientes que la educación es una oportunidad única para su futuro y así, inconscientemente con sus acciones, nos lo hacen saber.
Es por ello, que me gustaría aprovechar este espacio para informaros del programa “Dales una Oportunidad” de la Fundación Siempre Adelante, que permite becar a un alumno durante un curso. Dicha beca incluye el comedor escolar (desayuno y comida), uniforme (pantalón, polo y zapatos), mochila y todo el material escolar que requerirán durante el curso (7 cuadernos, lapiceros, caligrafías, diccionario, escuadra, cartabón…). El coste anual de la beca es de tan solo 100€, un coste muy reducido en comparación con la oportunidad de educación y futuro que se le ofrece a un niño que, de otra manera, no la tendría.