sábado, 28 de julio de 2018

LLEGAMOS A MANILA


Después del día tan emocionante e intenso que vivimos ayer, en el que nos resultaba difícil poner palabras a lo que sentíamos, hoy todas nos hemos levantado muy felices y muy agradecidas por todo lo vivido y por todas las cosas que nos prepararon los alumnos, los profes y las sisters. También algo tristes porque la cuenta atrás ya había comenzado. Tendremos que poner en práctica las palabras de García Márquez: “No llores porque terminó, sonríe porque sucedió”

Acudimos a la que sería nuestra última misa matutina en Bacolod y nos sorprendió ver el gran número de jóvenes que había en la parroquia ya a las 6 de la mañana, todos llenos de color y alegría para pasar un día de convivencia. Lo que no sabemos es cómo pasarían el primer rato de la marcha, ya que nada más volver a casa ha caído el diluvio universal. ¡Pobrecitos, se habrán empapado! 

La conversación del desayuno ha sido bastante interesante, aunque nos ha dejado a todas con mal cuerpo. Sister Regina nos ha contado que, en Filipinas, los profes de los coles privados cobran 9.000 pesos al mes (no llega a 200€) mientras que en la pública cobran 24.000. Y resulta que, encima, para ir a trabajar a la pública, lo único que tienen que hacer es pasar 3 años trabajando en la privada. ¡Claro! ¡Ahora entendemos todo! ¡Es normal que los profes no conozcan toda la historia de la Fundación! La gran mayoría está aquí “de paso”, y esto nos da mucha pena, ya que forman un claustro envidiable, y sí que hemos sentido que se sienten parte de la Familia Concepcionista. 

Después, ha llegado el momento de recoger habitaciones y preparar maletas. Así han transcurrido las primeras horas del día. 





El mayor reto de la mañana ha sido quitar las letras que pegamos el otro día en la pared del salón, ya que al levantar la cinta se iba toda la pintura azul, ¡y eso que utilizamos cinta de carrocero apropiada para pegar en paredes! Pero, trabajando en equipo, lo conseguimos Ana Rosa recordó sus tiempos viendo MacGyver y nos dio la solución: ¡pasar antes un secador por encima del pegamento! Y así es como conseguimos salvar la mayor parte de la pared. Y para los trozos que no se pudieron salvar... ahí estaban Ruth y May Ann para pintarlos con ceras azules, y ¡oye! puede dar el pego hasta que les enviemos unos pósters de Santa Carmen desde España, porque también hemos visto la necesidad de poner un poco de Alegría en las paredes y pasillos del colegio, ya que aquí solo decorar el interior de las clases y no las zonas comunes.






Mientras algunas intentábamos que la pared no se cayera a cachos... María nos ha hecho una riquísima tortilla de patata. ¡Menuda artista!¡Gracias, María! Eso sí... para la darle la vuelta ha necesitado una pinche de cocina...





Esther tuvo que comer antes porque se tenía que ir a seguir con el curso que está preparando, y aprovechamos antes de que se fuese para darles un pequeño detalle de agradecimiento por lo bien que se han portado con nosotras: les dimos una tarjeta, un donativo y unos cascos de la Fundación. Ha sido un momento muy bonito. Y así comenzaron las despedidas; la primera en decir adiós: Esther. Echaremos de menos la alegría de sus clases, su disponibilidad, entrega y todo lo que trabaja. ¡Nos ha quedado pendiente un fin de semana juntas! 







Después de comer, jugamos nuestra última partida de parchís para despedirnos de esos sofás y esos ratos nocturnos compartidos. La partida fue interrumpida por Sister Magdalena, que se acercó a llamar a Sister Ana Rosa y Enci porque alguien las esperaba en la puerta del colegio. ¡Menuda sorpresa! ¡Dos alumnas se habían acercado a decirles el último adiós y a entregarles unas postales de agradecimiento! Tras este momento tan emocionante, continuamos con la partida y, ¿sabéis quien ganó? Después de todo un mes perdiendo y contra todo pronóstico... ¡María y Enci se hicieron con la victoria!


Ahora, ya sólo nos quedaba recoger todas nuestras cosas e irnos al aeropuerto. Como en la furgoneta no entrábamos las 8 con todas las maletas, sólo nos ha podido acompañar Sister Regina. ¡Gracias, chófer!¡Qué hubiese sido de nosotras sin ti protegiéndonos de la lluvia, llevándonos a la playita…! Gracias también por estar siempre pendiente de nosotras, en nuestras clases y en nuestras relaciones con niños y profes; por tu flexibilidad y por tu paciencia aceptando y aguantando todas nuestras propuestas. Y por supuesto, gracias por tus palabras al claustro y a las familias y alumnos: “Sin la Fundación Siempre Adelante, esta escuela no podría existir”.
Antes de montarnos en la furgoneta, tocaba despedirnos de las sisters May Ann y Magdalena. ¡Menuda sorpresa cuando hemos visto a Esther de nuevo esperándonos en la puerta de casa! Qué decir de May Ann... la bondad hecha persona, todo corazón, siempre ayudándonos y siempre haciéndonos reír. ¡Cuantísimo vamos a echar de menos su spanglish!: “Los saturdays”, “pues... I don’t know”, “maybe algún día”, “pues... esta es la única entrada que I know”. Con tu nivelazo de español seguro que entiendes esto: ¡que grande eres, May Ann! ¡Te queremos mucho! Y por último... Magdalena, oh, Magdalena... ¡cuántos momentos divertidos nos has hecho pasar! Desde aquella noche loca jugando al Uno, todo ha sido cachondeo contigo, tienes una sonrisa que no deja indiferente a nadie que tengas cerca, así que gracias por alegrarnos los días. “¡Very-good, very-good!”, “¡má-ta-lo, má-ta-lo!” 

We are going to miss you a lot, dear sisters! 




El vuelo fue súper rápido. ¿Sabéis a lo único que nos dio tiempo en las alturas? A comer. Qué raro, ¿verdad? Eso sí, también pudimos disfrutar de una preciosa puesta de sol durante el despegue. 



Al llegar nos estaba esperando Sister Mercedes, Superiora de la comunidad de Quezon City y formadora de novicias. La verdad, es que con lo cansadas que veníamos... ha sido un descanso poder estar hablando en español todo el viaje a casa, que, debido al tráfico que hay en Manila, ha durado más de dos horas. En casa nos esperaban sister Ana Kang y las 8 novicias, que tras pasar por el oratorio a agradecer que hemos llegado bien y pedir por estos días que vamos a pasar en Manila, nos han sorprendido con una divertida y amena canción de bienvenida.




Cuando ya estábamos preparadas para irnos a acostar, llegó sister Emely, quien, como May Ann, también había estado recientemente en España, pasando unos meses en la comunidad de Princesa, así que Ana Rosa se alegró mucho de verla de nuevo.


Y, después de cenar, a descansar prontito, que yo me sé de unas que mañana tienen que estar a las 5 de la mañana en la puerta de casa! (Y ya son las 11:30...)

Good night!


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