sábado, 4 de agosto de 2018

ESPLÉNDIDO ATARDECER


Iniciamos el sábado dando gracias al señor por  habernos traído a poner nuestro granito de trigo a este hermoso lugar, esperando que germine cuando Dios quiera.


    Tras  la oración matutina, hoy un poco más tarde por  ser sábado, desayunamos y comenzamos a separar en paquetes los medicamentos que nos donaron en España: paracetamoles,  ibuprofenos, gelocatiles, antibióticos, jarabes para la tos…que, tan fáciles son de adquirir en nuestro país y que aquí  son un lujo. No existe la sanidad pública y las medicinas son muy caras e inaccesibles para la gente humilde.




    Fue bonito ver como todo el equipo trabajando juntos en la distribución de los medicamentos. Hicimos distintos lotes que se repartirán entre las diferentes realidades y comunidades que aquí hemos conocido. No hemos  querido olvidar en esta distribución de materiales al tío Julio, la persona más amable, cariñosa y generosa que hemos conocido en nuestra vida. Dedica su tiempo y energía a conocer y a ayudar a las familias más necesitadas del pueblo de Consuelo, gracias a su contacto directo y al seguimiento que hace con las familias podemos conocer de primera mano a las  familias y situaciones que más necesidad están pasando. Todo esto nos ha llevado a dejar una parte de esas donaciones para que el la entregue donde considere más oportuno.



    Al terminar los distintos lotes  de medicamentos, fuimos a San Pedro  de Macorís con Madre Dolores, a dar un bonito paseo por el malecón y tomar un refresco.




    Tras la comida y un breve descanso, fuimos hacia la Cueva de las Maravillas en compañía de madre Dayana y madre Clara.  Allí, un guía nos fue explicando la historia y las características de esta hermosa cueva que, según lo referido tiene una antigüedad de 1500 años. Esta cueva fue proclamada en 1984 por la UNESCO, como patrimonio de la humanidad.



Dentro de ella, pudimos disfrutar de distintas y variadas grutas con estalactitas y estalagmitas que, forman una grandiosa y espectacular formación de galerías de hasta 23 km de profundidad.






    Ya en el exterior, hemos estado viendo el Iguanario,  creado hace 7 años con el objetivo de preservar la especie autóctona de la isla que estaba en peligro de extinción. El trabajo de muchos años ha llevado a conseguir la nada despreciable cifra de casi 700 ejemplares de iguanas.




Para finalizar el día nos acercamos de nuevo a contemplar el atardecer en el malecón de San Pedro de Macorís.



    La cena, era de lo más esperado, Sergio se puso el delantal y nos deleito con una ricas patatas con huevo. También disfrutamos de productos de nuestra tierra: queso, jamón, salchichón, chorizo… ricos alimentos que venían en nuestras maletas para compartir con las hermanas de la comunidad.
¡Qué rico todo!




Nuestro proyecto atardece pero mañana de nuevo saldrá el sol y ¡seguiremos  disfrutando de estos pocos días que nos quedan en esta hermosa isla!